El Juego Como Recuerdo de Futuro – Parte 2

Las experiencias de juego se trasmiten de generación en generación y en ellas hay juguetes o elementos de juego universales que recordamos como un columpio, un arenero o un balancín, teniendo generalmente el juego más importante con una forma figurativa como “el avión”, “el barco”, “la casita”, “el camión” etc. Pero las experiencias de juego no solamente reconocen el elemento en sí sino aspectos más sutiles como la calidad del entorno y del buen diseño en general. El niño también recuerda las sensaciones indirectas relacionadas con el hecho de jugar como son, por ejemplo, la cercanía de su familia en un banco, el poder saludar al adulto desde el juego, la visión y relación con sus compañeros de diversión, el movimiento y frescor de los árboles y flores, el rayo de sol, el poder correr por el espacio y la sensación de seguridad y tranquilidad asociada a un área de juegos bien diseñada. Todas estas percepciones que a veces no parecen las importantes, también lo son, y ayudan a crear la felicidad del niño.

Las estructuras cerebrales relacionadas con la memoria se asocian con las zonas del cerebro que se encargan de modular las emociones, por ello se cree que el contenido emocional de la experiencia (algo más la negativa que la positiva) influye sobre el recuerdo posterior, esto, que ya se está empezando a utilizar en la enseñanza, también debe ser asociado a los diseños de zonas infantiles en nuestras ciudades. Los diseñadores tenemos que dar lugar a espacios seguros donde puedan acceder todos los niños, que estén relacionados e integrados de forma fluida y cómoda con la estructura de la ciudad tanto en la cercanía del hábitat del niño como en lugares singulares que visitar, con los juegos bien conectados entre sí, estableciendo espacios para correr y moverse con libertad, trabajando con el mismo cariño los perímetros del parque infantil que el centro del área. Por ello es importante contar con equipos de trabajos multidisciplinares para abarcar toda la complejidad del espacio público. Se entiende que un parque infantil es un lugar para la experiencia y desarrollo del menor, donde jugar trepando, balanceándose, girando, tocando, atravesando, deslizándose, interactuando y reuniéndose con los demás y experimentando sus propios límites, pero sin olvidar también la experiencia sensorial como los olores, la orientación del sol, el sonido del entorno, la vegetación, los elementos estanciales, la iluminación nocturna, la vista y el tacto de los materiales que va explorando el menor. Se trata de diseñar la experiencia del niño en las tres dimensiones del espacio, en el tiempo y en el contexto, ayudando a establecer recuerdos personales que perduren.

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