Empresa y Parques Infantiles, al Servicio del Ser Humano

No se trata solo de ganar dinero. El objetivo de una empresa deber ser hacer algo que merezca la pena hacer y, consecuencia de ello, ser rentable y generar riqueza. Crear un mundo mejor para niños y adultos, a través del juego no dirigido, que promueva la socialización e integración y contribuya además a mejorar el entorno urbano, es lo que guía a todo el equipo de Galopín.

Desde que aterricé en Galopín y en este nuevo sector, hace 2 años, he ido descubriendo el paralelismo entre el, a mi modo de ver, “ideal de empresa” y la “verdadera dimensión de los parques infantiles”. En los negocios hablamos de capital humano y de equipo; no hay buen diseño de un parque infantil sin colaboración e integración de perfiles de diferentes disciplinas.

El espíritu inconformista y afán de superación, que ha de primar en el mundo empresarial, tiene su reflejo en el valor que aporta al espacio público el mejor producto: un juego con buen diseño, seguro, fabricado e instalado con calidad, gracias al conocimiento y la innovación.

La clave de cualquier actividad profesional (también personal): la pasión. Llevado a nuestro campo, no hay nada más ilusionante que la certeza de que nuestro trabajo diario se transforma en experiencias positivas para los niños, en una mayor felicidad de las comunidades y en una mejor salud a través de la actividad física. En el mundo corporativo se llama ética empresarial, responsabilidad social, humanismo empresarial… En nuestro sector se llama revitalizar el espacio público, dotándolo de usos que contribuyan a mejorar la vida de las personas.

No va de ganar dinero, va de generar valor, va de servir a la comunidad y contribuir al desarrollo de las personas. Gestionando una empresa o diseñando un parque infantil. Cumplo 2 años en Galopín. No hay mejor sitio para darse cuenta.

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