La Influencia de la Biofilia en el Bienestar de las Personas en Pleno Siglo XXI
El término biofilia, en contra de lo que pueda parecer, no es nuevo. El primero en utilizarlo fue, a inicios del siglo XX, Erich Seligmann, analista, psicólogo social y filósofo humanista, que lo definió como la pasión por todo lo viviente. Posteriormente fue el psicólogo Erich Fromm, que dedicó toda su vida a luchar contra cualquier forma de enajenación, quien lo usó en un discurso en 1936, como contraposición a la necrofilia, y lo definió como amor a la vida. Pero fue el biólogo Edward O. Wilson quien más profundizó en el concepto. Para él la biofilia era “la afinidad del ser humano, de origen innato, por todos los seres vivos y por la vida en sí misma, de manera que entre sus necesidades primarias para sentirse sanos y lograr un bienestar la necesidad de estar en contacto con la naturaleza sería primordial”. Escribió en 1984 el libro Biofilia (Biophilia en el original inglés) y con el que ganó dos Premios Pullitzer. Según Wilson, el ser humano siente esa “urgencia” de estar en contacto con el entorno natural ya que el 99% de la historia de la humanidad ha transcurrido estando estrechamente vinculados a él. Y de hecho diversas investigaciones han demostrado que las personas que viven en entornos rurales sufren menos trastornos mentales, e incluso menos enfermedades cardiovasculares y pulmonares, frente a las que viven en ciudades. Richard Louv ha acuñado el término “trastorno por déficit de naturaleza” para hacer referencia a este alejamiento de la naturaleza y en consecuencia a estas manifestaciones negativas que repercuten en nuestra salud y nuestra calidad de vida. El contacto con la naturaleza da lugar a sensaciones positivas y disminuye los niveles de estrés y depresión tanto en adultos como en niños, favoreciendo en estos últimos un desarrollo sano y una mayor concentración.
Y es que actualmente la biofilia es un término que está en auge, bien sea por nuestro modo de vida, sometido a grandes dosis de estrés, bien sea por el constante bombardeo tecnológico, o bien por una mezcla de ambos. Lo que no tiene discusión es que el contacto con la naturaleza y los seres vivos tiene grandes beneficios en nuestro bienestar y que de una forma u otra debemos incluirlos en nuestro día a día para aportar equilibrio a nuestras vidas. Para estar bien debemos cuidar el entorno y disfrutarlo y si es posible incorporarlo de alguna manera a nuestro día a día. De hecho, y por suerte, la integración de la biofilia con el diseño y la arquitectura ha llegado para quedarse. Cada vez más están emergiendo más grupos, personas y empresas que buscan y encuentran la forma de conseguir esta integración. Surgen libros como “Los 14 patrones biofílicos” de Terrapin Bright Green en 2014, y que, con posterioridad, en 2020, o más cercano a nosotros “Lugares públicos de estancia con carácter biofílico. Manual de diseño”, obra de la doctora arquitecta, Inés Pernas en colaboración con investigadores de la Universidad da Coruña y la empresa Galopín y gracias a la ayuda de la Axencia Galega da Industria Forestal, y en la que el Cluster da Madeira e o Deseño de Galicia, ejerció como editora, hacen referencia y sirven de guía para construir espacios más biofílicos y que nos ponen en contacto con el medio natural.
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