Legado: Una Experiencia de Conexión con los Ancestros

Este proyecto forma parte del XII Festival Internacional de Xardíns de Allariz, que tiene la temática “jardines terapéuticos, diseños que curan”.

LEGADO es un espacio simbólico, una aproximación a la tradición mistérica a través del diseño de paisaje y de la arquitectura efímera. El objetivo es favorecer una conexión por parte del visitante con sus raíces, con todo aquello que nos permite estar donde estamos, con nuestra herencia cultural y material, con nuestros ancestros y antepasados. El jardín es un entorno propicio para la meditación y la búsqueda de nuestro lugar en el mundo: el aquí y el ahora. Disfruta, conecta, resuena.

Instrucciones de uso

Este jardín es un espacio para meditar a través del recorrido, la estancia y el rito.

  • Recorrido – meditación activa. El visitante puede recorrer el jardín a través de los senderos y del césped. Es su decisión interpretarlo como un laberinto que lleva al centro o como un espacio procesional. El círculo se puede recorrer de manera infinita, los pasos sobre la grava resuenan como manifestación del paso, de la presencia del visitante en el lugar.
  • La estancia – contemplación. Hay cinco lugares de estancia distintos. Unos son los círculos, cuyo centro es un banco hundido en el terreno a modo de omphalos u ombligo del mundo, son los espacios destinados al rito. Otro es el bosque, en la esquina norte de la parcela, un círculo de tocones rodeados de bambú que proporcionan un espacio íntimo para la reflexión y el silencio. El último es el círculo externo, en la esquina oeste, un círculo abierto formado por tocones separados que permiten contemplar el espacio desde una perspectiva exterior, menos participativa.
  • El rito – la interacción. El visitante ha atravesado los senderos entre las distintas planas y flores, atraviesa los círculos y llega a uno de los 3 centros cubiertos. Se agacha, se sienta, y con esa acción se asienta también sobre la tierra, con su dimensión profunda, con sus raíces. Sentarse en el suelo implica un cambio de perspectiva visual y mental. Reflexiona, medita o descansa bajo la sombra. Cuando está listo, se levanta y con sus manos, percute la campana tubular, como una conclusión, un mensaje o un sello. El sonido trasciende las dimensiones y se disuelve. El ritmo aleatorio de las campanadas que dan los distintos visitantes en cada campana confiere carácter e identidad al lugar. Dependerá de los visitantes decidir si convertir el espacio en un lugar de calma o de celebración.

Beneficios terapéuticos

La realización consciente de la actividad propuesta aumenta el bienestar de las personas, ayuda a estar centrado y conectar con nuestra realidad de una manera más profunda.

Además, este espacio ha sido pensado especialmente para el tiempo que nos ha tocado vivir. Debido a la pandemia actual hay muchas situaciones en las que el duelo por difuntos recientes no ha sido debidamente resuelto: tal vez no se ha podido acudir al tanatorio, al funeral o al entierro, o no se han llevado a cabo estos ritos con la calma debida.

LEGADO permite realizar esa reconexión al nivel en que lo necesite cada persona, cada tañido de cada campana será un pequeño homenaje a aquellos que no están. La intimidad del lugar favorece la predisposición de las personas a la introspección, al recuerdo. Su riqueza simbólica a través del uso de plantas lo hace accesible a personas de todos los credos y aporta un mensaje universal de esperanza y paz: las huellas que cada persona deja a su paso por la tierra es lo que les hace permanecer vivos por siempre.

Origen

Como en una encrucijada, en este proyecto confluyen distintas dimensiones para reconectar con aspectos que en nuestro día a día no tenemos presentes.

  • Dimensión celeste – lo alto del cielo: la gran cruz que atraviesa el jardín pasando por el círculo central está orientada según los ejes norte-sur y este-oeste. Por lo tanto, nos vincula con la bóveda celeste y el movimiento del sol. Ese círculo central es el más grande, vestido con flores amarillas, un color asociado al astro rey. El resto de círculos se disponen a su alrededor como una constelación o un sistema solar. Esta conexión celeste nos habla de lo imperecedero, del cambio como constante vital, de aquello que es eterno y permanece tras el paso de las estaciones.
  • Dimensión ctónica – lo profundo de la tierra: el jardín se dispone a modo de un gran petroglifo, una de las manifestaciones culturales de humanos como nosotros que hace miles de años poblaron el territorio que habitamos. Por lo tanto este espacio nos vincula con aquellos que vinieron antes, que crearon nuestros pueblos, que conformaron nuestro idioma, que trabajaron nuestras tierras, que construyeron nuestras iglesias, pero también con nuestros antepasados cercanos, con las historias de nuestros abuelos.
  • El círculo – así es arriba como es abajo: el círculo es el lugar universal del rito, es la disposición natural de un grupo alrededor de una hoguera, es el movimiento de los astros y es la forma del sol y de la luna, pero también de los antiguos petroglifos que se tallaban en las piedras. Un círculo trazado configura un espacio liminal, frontera entre lo superior y lo que nos sostiene.
  • El rito – cruzar los mundos: en el centro de los tres círculos principales cuelga una campana tubular, como un eje entre los mundos que permite ligar la dimensión celeste y la ctónica. A través de distintas cosmogonías, el sonido nos vincula con el principio, con el origen. En el Génesis, el mundo empieza con el Verbo. En la mitología hindú, con el OM. Las campanas han estado siempre ligadas al tiempo cronológico y al espiritual. El sonido de las campanas es una llamada a nuestros antepasados, una acción de gracias, una toma de conciencia. Es estar aquí y ahora, pero también trascender y disolverse como lo hace el sonido en el vacío.

La vida

La elección de las plantas tiene que ver con los colores, sensaciones y ciclos estacionales.

Cada uno de los círculos tiene una identidad propia con flores de un mismo color o estilo. En los dos círculos de mayor tamaño se escogen especies de mayor porte y altura según se acercan al centro, para favorecer una intimidad de lo que sucede dentro.

También variará la floración de los círculos a lo largo de las estaciones: mientras que en verano tendrá más presencia el círculo central, ligado al Sol, en otoño florecerá el círculo situado al este, creando un nuevo paisaje.

Además de las plantas y flores de los círculos, se crea un borde que circunda el petroglifo con flores violetas, tras las que se disponen especies verdes de mayor altura.

En el caso del bambú, situado al norte, tendrá la función de otorgar intimidad y recogimiento a la zona de estancia norte.

La muerte

Como sutil contrapunto a las formas circulares, en el medio del jardín se disponen unas tuyas en retícula ortogonal. Es una alegoría a un cementerio, que nos hace conscientes de todos los que vinieron antes que nosotros y de que estamos aquí gracias a ellos. Nuestros ancestros y antepasados siguen presentes en el territorio que habitamos gracias al trabajo que dejaron. Respetar las huellas es respetar su memoria.

Entre las verdes tuyas perennes se cuela un arce rojo que rompe la monotonía y nos habla de los ciclos de vida, muerte y renovación como un continuo, como el latido del mundo. La muerte, la caída de las hojas, la putrefacción, es necesaria para que haya nueva vida.

La alegoría al cementerio también funciona como memento mori: nos hace conscientes de lo efímero de nuestro paso por el mundo y de la necesidad de vivirlo de forma consciente.

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